El Misterioso Crimen del Farmacéutico
Me levante desesperadamente escuchando tiros y gritos que provenían de la casa de enfrente. Fui hacia mi confortable comedor, agarré el antiguo farol de mi madre, lo encendí y me dirigí al living. Me asomé muy despacio corriendo un poco la cortina y mis amarronados ojos se quedaron muy sorprendidos por la imagen que veían de la casa de mi vecino farmacéutico. Lo que me resulto mas sospechoso es que las persianas de la farmacia estaban abiertas al igual que la puerta trasera, la que da al oscuro patio trasero de la casa. También en la casa de este hombre las ventanas estaban y cortinas se encontraban cerradas y la única luz que se uslumbraba era un antiguo farol negro del que el farmacéutico, Don Emilio, se ufanaba diciendo que databa de la época de la colonia. Al instante pensé que algo estaba mal y rápidamente llame a la policía. Al llegar les conté ace...